Este es un canto
nombre a nombre
un ojo destella voces cuando mira
canta
cae el llanto y se devora la tierra
cae el silencio desde su pedestal más alto
unos labios lo esperan
se dicen callan
y se van
....
[Bitácora: Aquí podría escribir un blues y tardar todo el tiempo, quién me espera afuera. Mi blues sería para renombrar los muebles. La cama llevaría por nombre ausencia, aunque diste mucho de haber conocido mujer alguna; convalece, está a punto de morir. Le pondría mesas, que no se llamaría así, sino sexo; asqueado de vino me arrojaría a ella para morderla por dentro. Habrían copas tristes, airadas y dolorosas para cada estación del año, tendría su tiempo específico; también morirían por desaire. Una colcha, que por necesidad la nombraría pena, decapitaría el recuerdo; me condenaría a la hoguera colocándome un foco, que por antonomasia llamaríase memoria, en cada ojo. Terminaría ciego.
(...)
En cada palma de mi mano hallaría una fina novela (de blues también) con tu nombre, la reescribiría; aquí sí llevaría cama como cama. Al dormir despejaría estas palabras, o impondría otras que digan es extraño: extrañaría tu boca y mordería la mía con el ansia de perderla, cantaría otro blues para no morir. Al cuarto le hace falta algo. Una hora, o un destiempo. Se infarta al nombrarlo. Lo dejaré como tal: "cuarto", pero le pondré manecillas para ver cuanto tardo en olvidar. Cuando olvide recitaría azul, y ya despejado de todo llanto (que eso intenté decir) tomaría tu cuerpo y cantaría, lara lara. Estoy vivo.]