Si a esta hora núbilviniese el odio a remojar
su barba de vulva
qué tantos poemas
no escribiría
contando al primero
como el desdentado
de paz
Abriendo mi pecho al mara esta selva de mar
al tránsito del marmis brazos dejo caersobre la desnudez de esta ciudadVer el crimen incestuoso
de un diálogo internoo de hablar en silencio
con mi pareja de a ladoo intercambiar la tibieza
de una mirada
es hallar la soledad en todos
los poros de esta ubre mansaHijos de la bestia que nos engullebailamos en la cálida penumbra
todos los díasEs este ahíto de estar vivos
la carga nocturna y el transido demonio de vivir al aire
Y volver a la calmaes ya deshabitar la casa amarga de la savia
dejar de tocar el Jazz de la muerte