Hacía tiempo que no venía a decorar las tumbas.
Hoy vengo, no con una ofrenda, por que los
Tulipanes se han bebido hasta la sed;
Vengo simplemente por avanzar un paso.
No intento recoger las prendas enrarecidas
Del polvo, ni deseo que me lloren
Desde el carbón, los años calurosos.
Ya alguien partió dentro del fuego
Y desnudo dejó el clavo y la madera.
Y heme aquí, orando.
Levantando el fiambre de Marzo.
Prolongando el sudor del cristal,
Acariciando las inútiles horas,
Enmudeciendo como lápida que se alcoholiza
Al ver sobre sí una campana enorme
Que anuncia el secuestro religioso del alma.