jueves

El fuego duerme en la madera

Octavio Paz



Tu cuerpo y sus ocho válvulas dentro del gran

camello,

Máquina que teje y desteje

aromas y humo

otro aroma preñado de soledad

otra soledad preñada lumbres

fuego que brota del pistón más cercano

de la brasa que nutre toda la carrocería

del llanto que nace entre los escapes,

Tu cuerpo y el tejido cromático

de tus células al aire,

disparando besos

ojos,

chispas,

arranques díablicos

como un estanque al que cuecen

como una rosa que suelta invisible su pétalo

rosado

Toda esa magnificencia útil si de la llave

engrane es para los dientes

Toda esa bronceada curva y morena

que rueda y rueda si como péndulo

la cadera

¡Oh tú peso que pesa sobre la nada cuando la nada

besa su nada de cuerpo!

¡Oh tú visible ternura invisible de evaporable

mirada visible en la mía cuando nos vemos

invisibles en el deseo de ambos!

Dadora de fuego

Ora antorcha

ora vegetal

ora arpa

Ora telepática de las flamas,

en ti resuella todo el ensamblaje

y el eco que mi cuerpo es

En ti la marcha abre los carbones

y todos los cables que se conectan entre sí

y sueltas la vena y de la vena toda la sangregas

para prender el motor

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