En los ruegos
cuando ciño el brazo bajo tus pechos
el día, anochece
Alguien nos observa dentro de tu mar
y abre las olas, las palabras,
y la playa árida
se yergue en peces
como gotas
como lluvia
Yo, equilátero, coloco mi nado
en el umbral de tu memoria,
la sonrisa burlona del filo
duerme con nosotros
esta sed ebria
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