Vengo a este puerto
con la tinta sobre mis hombros.
Cargo dentro del remanso
de esta lengua submarina,
la atarraya
donde alguna especie de mar
enharinó el espacio tuyo,
tu cuerpo:
de tu concha heliotropica.
Con la más fina de las aguas del mar
cosí tu piel y la entinté
para llevarla dentro,
como si fuera el canto
de un fondo salado
como si llevarte fuera hiciera de ti
especie de pez sin polen.
Por eso eres alótropo de esta vena
donde corre y se tergiversa el mar
y
con el cuello de la garza hurgas
el telar impronunciable de tu cuerpo,
como si tu cuerpo siendo bronquio
abriese la capa del agua para
guardarte en mí
y tendiera sobre los muelles
aquella soledad de brazos
para que a la mitad de mis costillas
fuese tu tinta
el color pálido de esta antropófoga tarde
en que deambulo
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