Deja abrir el canto de tus ojos.
Quiero verte,
escuchar piel a piel
tu nado
y sudar sobre la gota de sal
mi cuerpo.
Tus ojos son mis ojos
y en ellos me veo
ola árida, lejana
hijo tuyo que en la sombra
habita.
Qué crueldad al cerrar tus párpados.
Escúchame,
este canto lleno de silencios
suena como el agua del mar
al rebotar sobre el tiempo de las rocas.
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