jueves

Texto


El anuncio



Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame.

Óscar Wilde



Decidí suicidarme esta mañana y sigo pensando cómo hacerlo. Hace dos días pensé lo mismo y me detuvo el cansancio, no siempre llego de buen humor a casa y no siempre pienso, probablemente. A veces creo más en la historia del ahogado que en aquella en donde el protagonista se vuela la tapa de los sesos, le temo a las armas y sería un desastre manchar de sangre el tapiz traído desde Escocia.


Sigo pensando cómo demonios matarme, es una cuestión patológica, me amo pero también me detesto, esta situación está causándole estragos a mi estómago, prefiero morir de un disparo que de gastritis. Envenenarme, es posible, sólo que el seguro cuestionaría todo el acto y eso es preocupante, no hay que dejar rastro alguno, peor aún, estrujarían mi santo hogar para verificar si hay o no ausencia del veneno. Eso no es agradable, a nadie le agrada que revuelvan muebles y libros y ropa y todo, sería molesto que después de muerto una angustia fatigara mi descanso. Ya he dicho que la sangre es otro punto, no al cuchillo a la navaja y menos a una pistola, hay otras opciones y en esas estoy meditando. De algún modo le tengo afinidad a la horca, pero esos besos que fueron de Gabriela y ahora míos en el cuello, se despertarán del largo silencio que los opaca y jamás conciliarán el sueño; esto me lleva a los tipos que mueren de insomnio, es bastante creíble, de hecho en una noche así surgió la idea. No quiero que me ganen los años, la edad, los remordimientos.


Le he pedido a Dios que me mande un rayo pero no escucha, tampoco creo que exista, son las ganas de subir al cielo nada más por puro importe. La marihuana es rica, pero ya dejé ese vicio hace mucho tiempo. La marihuana descartada… la cocaína, posiblemente. Hace dos horas que escribí lo anterior y detuve el paso porque no hallaba otra forma, ahora tampoco, de repente pensé en la idea de los precipicios.


He visto cómo la gente se arroja de los edificios sin pena ni gloria, son unos tipazos esos hombres que por amor se matan, se colocan al filo del abismo y ¡zaz!, el madrazo a todo lo que da, es poético el asunto y yo quiero que mi muerte sea más que poesía. Si amara lo haría, por ahora no. Sería bueno tomar el desamor como pretexto, uno busca una salida por todo aquello que lo atormenta, por lo regular son temas banales. No importaría si alguien viene y decide lo que yo no he podido decidir, pero no un asalto, eso ya pasó de moda, ahora, lo nuevo es la heroína ¿y si no resulta? Mejor será enamorarme, por amor se hacen las barbaridades más filantrópicas y extenuantes que en definitiva llevan al hombre a la ruina absoluta, voy a buscarme una mujer de cadera amplia y cabello rubio, a Gabriela la amé pero no era rubia y tampoco tenía formidable cadera, fue algo así como el amor de mi vida.


Tengo la impresión de que algún día tomaré la salida menos adecuada, soy un asco, lo sé. Pondré un anuncio en el periódico que diga: “se solicita mujer rubia y asesina”, mientras tanto, exclamaré el nombre amado mil veces en soledad que no hace sino cuajarme el alma y aniquilarla si acaso por partes y en extrema sutileza... mi vida.