lunes

De "El jinete"*

Suicidio ¡No! ¡Vino por favor!
Qué haremos todos nosotros
que sabemos que estamos muriendo
qué haremos sin la guía del vino
cómo le haremos guiños a la muerte
y a la vida también
Jack Keroauc
A Rosy Nallely, por aquél bachiller y el tiempo
moderno de la universidad,



Subiste al primer piso;
a lado la puerta 7, el letrero de es "aquí".
Tomé tu mano y el beso brotó de ellas.
Una hora, dos horas,
tantos besos palmados que
pronto se escribieron cartas.

Me decías Sr. Muy mío,
y se abría el hilo por donde
la tinta engorda.

Yo respondía: Srta., muy de usted.
Escribiendo versos que recordaran
el tacto de la yema y la uña.

El filo del rojo y la vena donde
la semilla depositó la caricia.

Escribía y escribía,
hasta componer un LP y que hablara

de tu cuerpo.
De la biblia que fueron tus párpados,
o el génesis de tus pechos.
Abría el puñado de papeles y los seleccionaba;

este del corazón que sea el índice,
este otro del puerto y los viajes:
las siglas últimas de nuestro tiempo.

Así me pasé días escribiendo.
Regordeteando el pulmón a giros de humo,
hilvanando aguas desiertas rumbo
al cuello, y siempre había algo
que me decía que era más parejo
ser como el cristal, que un velódromo
intentando marchitar recuerdos.

Siempre había pasarelas por donde
desfilabas.
La sábana, el sofá... la autopista diseñada

en el tórax y el pequeño pedestal
donde canté el LP mientras la puerta

se cerraba.