miércoles

Despedida

He aquí el primer post de Amo de Caza. Fue escrito un día domingo. ¿Cuántos domingos habrán pasado ya desde aquel Heme aquí construyendo.

He aquí una "carta de renuncia". Amo de Caza fue creado por una sola razón: el desahogo. Aquí se vertieron, entre calamidades y obsecesiones, la tolerancia a estas muy repetidas escenas de desanimo por parte mía. Para aquellos que saben de mí, no dudarán un sengundo en advertir que estoy pasando por un estado animico de lo peor. Supongan esto: el motivo de Amo de Caza, para ser, volvió. ¡Ah, aquellos días sobre la ciudad y su abrazadora oscuridad! ¡Las lámparas a medio prender, luciernagas, nada más! ¡El corredor del edificio donde vivía! Todo volvió. Más bien quisiera que esto que ahora escribo cumplira su misión de balsa, pero lo dudo. Soy tan incredulo que me manifiesto en contra.

Amo de Caza fue, es, será, el día domingo. Recuerdo, ahora, la tarde de ese día. Caminé por varias horas sobre la avenida central de Tuxtla, no podía, más bien, nunca pude conciliar el espacio abierto y el cerrado en mí. Gastón Bachelard entendería muy bien lo que digo, y no dudo que ustedes entiendan también ese concepto: el hombre es un ser entreabierto. Recorrí las calles por donde una vez transité a media noche. Vi la iglesía, el portal donde discutí sobre lo cierto de que estaban controladas mis emociones. Y no pude más que llegar y crear Amo de Caza. La ocasión y el lugar fueron pertinentes y escuché a Cecilia Bartoli: If you love. Aún ahora que la escucho me produce esa caída. Esa brutal caída de espanto. Soy claustrofóbico; aunque eso, también creo que lo saben. No tiene remedio seguir escribiendo esto, nada en realidad me es importante ahora. Hoy mismo me decía Pecha: no, no te pongas triste, ¡ah, porque te conozco y sé que terminarás muy mal! Y hablando, en estos momentos con Ana Lucía me cita una parte del libro Candido de Voltaire:

Todos los acaecimientos están encadenados en el mejor de los mundos posibles; porque [ve aquí la razon] si no te hubieran echado a puntillones del más hermoso de los castillos, por aquel ósculo que diste a la señorita Cunegunda; si no te hubira cogido la inquisisión; si no te hubiera fustigado después; si no hubieras viajado a pie por América; si no hubieras perdido los carneros que sacaste de aquel bienaventurado país, no regarías ahora las coles, ni comerías espárragos y alcachofas, ni las venderías en la ciduad de Costantinopla.

Y bien, dejo pues, Amo de Caza. Gracias a todos los que alguna vez se atrevieron a leer los textos porque al ustedes leerme yo perdí la vengüenza al publicar textos de muy mediana calidad. Un abrazo, el mejor de los deseos, mucha grata vibra, si es que puedo dar eso en este momento, y sobre todo, hasta pronto. ABRAZOS ENORMES, SALUD.