viernes

XI

Era paseo de botones a medio día
yo la iba desvistiendo
mientras ella caminaba
hermosa dueña de mi luto
e iba de la mano con el

dolor ajeno de quererme
terrible soledad la calle
y mis arterias
Volteó a verme
y sin tocar su piel
la tarde sobre la ciudad
arrojó la edad perfecta del
abandono

olvido era ya mi estatua
en la única
e inconsolable piel
que me abrazaba