miércoles

Ante todo Juan García Ponce es la imagen ontológica del deseo y lo perverso: el erotismo.


Ahora, recordando algunos de los cuentos de este autor, no sólo me evoca la presencia de la desnudez sino la suposición de que ésta sea en definitiva el nombre de la ausencia. Sin embargo conmovido por el estado en que me encuentro únicamente puedo elucidar sobre Amelia, cuento de García Ponce que por alguna razón, que en mí ataño como patológica resuelve el presente de mi historia.


Lo anterior no como un tema donde el amor se vea frustrado o no directamente sobre él sino por el carácter psicológico de Jorge, protagonista del cuento. Parte de la obra de García Ponce se desarrolla sobre y dentro del ser en forma, en estructura.En efecto la característica de los personajes es su patología con que se desenvuelven dentro del cuento, por supuesto en un sentido intencional de Ponce. La historia de Amelia se puede sintetizar con dos palabras: deseo y soledad. La primera, como el estado más conciente referente al instinto del personaje, expresamente humano. Esta animalidad producida por una situación normal dentro de todo ser, equiparable a la conducción del sentido mismo de la víctima y el victimario.


Lo segundo (la soledad), por el peso del deseo: la carne. La definición de una responsabilidad adquirida por aquél y definida en una constante libertaria que se obstruye conforme a los actos consecuentes.


García Ponce presenta a Jorge como un sujeto (joven) normal, de carácter relativamente estable, como relativo es su gusto hacía la libertad. Él se ve inmiscuido en una relación antónima. La realidad de su estado es proporcional a su interés por la vida, dejándose conducir por la mujer: objeto del deseo, la cual será a la vez rechazada por él en la medida que el deseo mismo sea relegado por la negatividad hacía el matrimonio.


Bajo la descripción de amabilidad y comprensión de Amelia existe una entrega absoluta al patriarcado [hasta cuanto ésta se dirige a los padres para ser rescatada y vuelta por los mismos al hogar que Jorge ve como un infierno.] La mujer en dos sentidos: subyugada y anónima de valor (sólo si el valor es concedido por el deseo adquiere la calidad de persona racional instintiva).Lo uno como lo otro expresa la insatisfacción de una persona que no se halla conciente dentro de un rol social específicamente, aunque la idea primordial de García Ponce, creo, es la racionalización de la persona sujeta a un desinterés y que este le lleve al drama de una muerte y su consecuente serie de actos. Aquí yace lo fundamental, después de la muerte de Amelia, Jorge adopta su inconciente y ve materializado su poca adaptabilidad.


Es también la descripción de un Joven adherido a la soledad y la correspondencia a sus derivados, emerge, dicho de algún modo, del arrojo hacia la nada y en ella desea estar, evolucionando cuando supone hallarse. O lo mismo la síntesis del ser en la etapa de juventud. El amor no es un término, es una objeción contra el deseo.


En Amelia Ponce juzga el comportamiento de un hombre entregado al mundo, a su mundo, que no tiene otro sentido sino es el de libertad.


Así el amor bajo el brazo es a la vez la mudanza del interior de la persona a la vida del otro sin que necesariamente se lleve consigo al ser exactamente. En uno (Amelia) es la completud y en otro la fatalidad, siendo el último (Jorge) el grado de irresponsabilidad. Amelia, el cuento, es la vida al margen del deseo y la decepción de un estado conciente: el matrimonio.



"Estamos todos en el fondo de un infierno, cada instante del cual es un milagro"

E.M. Cioran


Y volvemos al galerón
envueltos en nuestras tantas horas
ya sin reconocernos:

bajo la piel el mar tira de nosotros
El arpón de sal
cruzó la breve higuera que nos sostenía