domingo

8

La tarde cae como lluvia sobre tu espalda y el sol inca sus colmillos sobre tu cuello, mientras mi brazo palpita sostenido de tu cintura.

7

Es algo de tu voz que no deja salirme de tu cuerpo. Es algo de tu cuello que no deja de mecerme: Que tú te dejas llama oscura para que te tiente y me queme. Toda tu carne. Fuego que rodea el desnudo de tus ojos desnudos por la desnudez de la noche: Fuego de tu voz que viste de fuego la noche. Tu cuerpo llama a tu cuerpo en llama y la tierra en mí se calienta y tirito de fuego. Es algo de tu voz que no deja salirme de tu cuerpo, como si mi sangre se prendiera a tu nuca y respirara de ella la brasa que se prende al ahogar nuestras voces.









sábado

6

A esta hora tu cuello es un quinqué que a plena oscuridad tiende su llama sobre la noche.


5

Tengo sed del tallo que pende de tu cabeza, mi boca seca busca el verde olor de la hierba que sube por tus venas a tus ojos y tus ojos me miran, como si miraran en los míos el agua que ha de saciar tu lago: Pero soy agua que corre tus aguas que se corren y no llego al aroma de tu cuello sino hasta tus hombros: larga prenda de agua que te envuelve el cuerpo mi lengua: larga y plena la brisa de tu cuerpo. Tengo sed. Tengo sed y tu te destilas con la intención de ahogarme sed adentro: como para tener sed y hambre: Ser verde capa para mi tallo: Ser verde agua que desde la gravedad de tu cuello mi boca engulle.

viernes

4

Porque todos tenemos una Susana San Juan y algo de Pedro Páramo

Lluevo sobre tu cuello para volverme río que recorra el cafecito de tus huesos y se enjute entre los juncos que se arremolinan con el agua de tus muslos.

3

Hace días que veo tu espalda, que dejo en ella el suave placer de morirme, que voy en busca de tu cuello. Me anego en la tristísima hora en que tu espalda deja de latir bajo mi lengua. Qué será de tu cuerpo sin el marisma que enluta el caminar de mis besos hasta tu cadera: Mi boca es un broquel que entinta de mar tus costillas y tu cuerpo guarda el temblor del reloj en las horas nublas: El tiempo en que lluevo y baja tu desnudez a mí, repartida sobre los pliegues de mi cuerpo.

miércoles

1

Dolido de soledad
amaneció el llanto y no supe no pude controlarlo
Cuánta hambre rodó sobre mi cuerpo
al volver (rostro de ti) mis manos al vacío de la calle