martes

¿Alguna vez has escuchado a Schubert? Digo: sí. ¿Alguna vez has escuchado Schubert mientras el tiempo se vuelve pulpa dentro de nosotros, no morimos, pero sí nos hacemos pulpa de tiempo, reloj y manecillas caídas? ¿Alguna vez has escuchado Schubert una noche a solas, en el cuarto piso de una esquina desolada, mirando quién sabe qué cosa, pero mirando? Tal vez viendo pasar el recuerdo. ¿Alguna vez has escuchado Schubert una tarde en que el tiempo se detiene sobre el anillo de los cerros y el sol enrojece antes de penetrar el mar, con toda su pasión desbordada? Digo: sí. Y ahora que escuchas a Schubert ¿no sientes el briago sabor del medio día, su embelesada tristeza, su callar de campo sepultado, esta ciudad rabia por el cuerpo que le han quitado, no lo sientes? De dónde vendrá este olor a muerto entonces. Ahora observas lento como Schubert suena en tu cabeza: el Sí, el Do, el Re ¿cómo suena en tu cabeza el Do? Observas y callas. Callas porque no hay más qué ver, el eco del Do en tu cabeza y la imagen disparándose en el aire: la pluma que cae hacia arriba en espiral. ¿Alguna vez has escuchado Schubert recostado, sintiéndote espiral? Allá arriba se citan las palabras y del centro de su gravedad bajan a nosotros. Ahora que observas la caída de una palabra ¿qué te dice? ¿Alguna vez has escuchado Schubert pensando palabras? Cuando callas te detienes como hoja entre y bajo el tiempo, tu voz se guarda en las células de esa hoja, se va secando hasta caer y alguien la pisa y suena tu quejido, tu reclamo, tu pasión. ¿Alguna vez has escuchado Schubert pisando las hojas que caen del árbol mayor? ¿A qué sonara el árbol en Re mayo? ¿Te han dicho que suenas a hoja suelta? Schubert coloca hojas sueltas en Re mayor, ¿te gustaría ser una hoja suelta en Re mayor? Digo: sí. Por qué observas callado la ausencia, ¿no te grita acaso tu destierro? Esa foto que ahora observas también te mira escuchando a Schubert. ¿Alguna vez has escuchado Schubert viendo fotografías? Qué es de ti. Allá, lejos. En la plena ausencia. Donde la escafandra cubre toda ansiedad, pasión o delirio. Tú ¿alguna vez has escuchado a Schubert cuando estás a solas y la tarde mata pasional el día? Allá, lejos. Con la vista fija sobre la ventana y detrás del vidrio donde no se ve a Schubert sino el destilar del embriagador sueño que tiene la noche. De verdad alguna vez has escuchado a Schubert. No me cansaría de preguntarte esto otras veces. Allá, lejos. Ahora que me escuchas porque te estoy hablando y sobre ti cae la pirámide de palabras y ya en ti crujen, porque realmente yo sí escuché Schubert detrás de esa ventana, viendo que me veías.