jueves

Vuelta

Quizá la revista Vuelta, de Octavio Paz, permita ser sujeta a un título bloglero, no hay merito en él y tampoco en el contenido fijo, si existe.
A la pregunta realizada el 26 de marzo, significa Te amo. (Yaj´kanat.)
Por lo demás mi comentario de inicio será más breve aún. Anoche, después de un leve estirón de piernas inicié la lectura de Raúl Garduñó, Advenimiento de la palabra. Realmente es un "Gaceta" creada por el Coneculta. Allí escribe desde Ricardo Cuellar Valencia, Gustavo Ruíz Pascacio, Efraín Bartolomé y otros más. Apunto sólo esta parte del texto (de Pascacio), que parece realzar en demasía la poética de Raúl. Raúl Garduño es un buen poeta, (lo fue), sigue siendo en modo alguno. Mejor que Sabines hay muchos. Joaquín Vásquez Aguilar, por ejemplo, son otros. Pero bueno cito el párrafo:
En la poesía de Garduño, la naturaleza no es motivo de un canto paisajístico sino de una dantesca correspondecia interior. En ella, un tono luciferino baudeleriano preside una realidad lunar, donde el despertar de la conciencia del "yo" y el hallazgo de un hombre universal, cosmopolita en atributos y odios, mantiene un aliento ideológico emparentado con los malditos y el surrealismo, mas no en la técnica de este "ismo", ya que el proceso de la escritura para Garduño es intermedio entre la vigilia y el sueño, un conflicto binario no necesariamente asaltado por la angustia síquica sino por el conocimiento íntimo del dolor mítico sisífico humano: (¡?)



"mientras escucho la fulminación de la
primavera,
la labranza del verano que prepara en mi
costado
los árboles fuertes de la turbulencia;
enfrente, al fondo, hundida,
llena de ciegos por el sordo absuelto,
abriendo el ventanal que resurgió al abismo,
hay una ciudad oscura, lenta, enviada a los incendios"
"y los atardeceres y las montañas buscan en mi costado
la forma ecuestre de los insomnios,
el vino del aire,
la antigua llaga en la rosa del día inmóvil".
Posible es que mi comentario sea menos exacto que el de Pascacio, pero creo más en que Garduño atañe no excatamente a un mítico sisífico (dolor); lo del dolor humano lo creo; lo otro es más la búsqueda del ensayista, que supone una idea al encontrar un símbolo como la primavera, y la estática. Es más, en caso de mi sencillo texto, un dolor de distancia, distancia de Raúl consigo mismo.
Pero bueno, en otra parte del ensayo dice Ruíz Pascacio, refiriendose a un poema de Garduño, el cual se puede según el autor citado, dividir en siete misterios, y es el cuarto que cito a continuación:
El cuarto misterio es una transición mayéutica adivinatoria: ¿huida de la muerte o conciencia del suicida? Lo cierto es que en este brevísimo misterio, Garduño nos entrega una de las imágenes acuáticas más sustanciosas y vastas del corpus poético chiapaneco.
"¿Que olvidábamos? ¿Qué lirio de la mañana
huyendo de su epitafio
bebe la solución de mar
del frasco de la esperanza?
Convengo con Pascacio, pues, es una imagen interior, Garduño se realiza siendo olvido, agua, luz; días, esperanza.
Eso es todo.

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