martes

Las bestias viven en la eterna lumbre...
Eduardo Lizalde


Como si fuéramos a prenderle fuego al día
jugamos a verse retorcer nuestras miradas: a veces.

Antes nos llega procaz la lluvia
se hace un nudo el charco encorazonado
nos hacemos finos como el polvo
y entramos a otra especie de miradas
No reconocemos el aire
Un verde olor a mar nos ciñe
nos contrista
nos ahoga de tanto incendio
... ya no podemos vernos
Las horas pasan y dejan hilada la carroña al cuerpo
Pasa el día, también, amartillado por el hastío
Todo se vuelve en contra mía
dependo del asco para no morirme
y como si la tarde cayera sobre mi espalda
se guarda en mi la imagen tuya:
como si al caer persistiese al odio

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