domingo

Este mar andante
esta brasa enarbolada
el augurio de su caída sonámbula
entre los sauces

el frotar de oscuridades
en los balcones ausentes del licor
femenino
el tiempo abrazado al cuello
de cada latido mío
hacen que recoja del
suelo el ignoto sabor a sombra
que me persigue
La noche es la misma
a la de ayer
y sigue el peso de la ciudad encallando
sobre mis hombros
el ruin cortejo del silencio
abriendo su cadáver de palabras
y yo sin decirlas a nadie
cayado
evocando la espuma (es inútil)
qué contrariedad
la noche teje sobre la ciudad
su funebridad
cuando ésta llueve
y pudre el telar sin cubrirme el alma o el cuerpo

1 comentario:

Anónimo dijo...

mi estimado "fatiga" al final de este poema hay una pequeña aliteración o "ripio": "la noche
/teje sobre la ciudad
su funebridad..."
sólo eso, siento que le quita cadencia y produce confusión, en cuantoa sonido. Saludos, Yagami.