sábado

IX

Debussy oh Debussy mi sangre hierve Esta tarde te escuché atento en silencio tuyo y atardecido yo Hubiera dado más del llanto que tengo ahora en las manos para dormir el silbido que de las calles brota pero llegué húmedo de cántaros amargos Que triste tristísimo doncel el que brilla alrededor del cuello de esta sombra Siento arder dentro del pecho todo el caudal de río que es la noche
Oh Debussy ya no soy sujeto de mí y al observarme detesto lo que veo Bicho crudo huérfano de hijo de esposa de hogar
Aquí la ciudad tiene nombre y olor a herida como la noche un muelle donde se atan y suicidan lenguas cuando el mar embravecido arroja piel cansada de otras tantas lágrimas enmudecidas






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