domingo

Prenda íntima

Te quiero, me dices.
En el lugar donde se oculta

la voz y el cuerpo se eriza,
me dices te quiero.

Luego bajas, quieta, a moldear
el pecho con aguja de punto fino.
De barro la tela y en vuelta
la carne, la coses.

Sursamos aquí que se ha roto
el aire. Pero bajas como

baja la luna -a medias- curveando
las nubes.

Y te digo te quiero; preso
en litoral de nombres que casi
olvido.
Y te digo te quiero en el
rubor de las palabras

desnudas, que no pueden vestir
tus ojos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sursamos en alma con hilo cañamo y aguja capotera...