
Juraría –si pudiera jurar otra vez– que no importa; quiero decir que no importa lo que suceda entre nosotros. Ahora creo que no tengo derecho a persuadir el tiempo para dejar en claro que no me permito, ni siquiera un segundo, intentar construir lo no construido. Desde el hotel, maleta en mano traspaso el corazón a otra isla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario