domingo

Tarde de blues con olor a violeta y sándalo derramado*

Don´t you know, honey,
Ain´t nobody ever gonna love you the way I try to do?


Janis Joplin

En el estéreo “Maybe” de Janis Joplin. A veces me pregunto si Valeria es lo que imaginé de ella. Aún recuerdo nuestras primeras visitas a los moteles del barrio, cada vez que le mencionaba algo sobre sexo, ella espasmódicamente me dictaba el cómo y dónde.
Siempre nos escondíamos y por el temor a ser descubiertos, bajábamos la voz estando dentro del cuarto, suponiendo que nadie nos oía, sin embargo, el olor nos delataba. Ambos llegábamos con un aroma fresco, lleno de vida: un sabor a primavera o a río, dejando que la corriente nos condujera, finalmente era cuestión de tiempo terminar. “Maybe Oh if I could pray and I try, dear, You might come back home, home to me”.

Recuerdo que me aproveché de ella cuanto pude, de algún modo Valeria también lo hizo conmigo. Cada vez que escapábamos se planeaba todo, primero la llamada, Josué te habla Valeria, decía mi madre y, dependiendo del tono ya sabía de qué se trataba. Si era rudo, de seguro un problema; Valeria estaba en un pleito casado con su Padre, en cambio, si el sonido era claro y pausado, lógico, nos esperaba la fiebre en cualquier motel. Eso nunca nos importó, más bien nos afligíamos por hallar los más feos, casi tugurios, en donde a penas y llegara un rastro de luz, eso nos excitaba mucho más. En realidad creo que teníamos pánico a vernos desnudos. Por mi parte nunca he tenido un cuerpo atlético, con kilos de sobra, de Valeria ni qué decir, cuerpo excelente, tallas finas, piel morena que brillaba como diamante, aunque dijera que no le gustaba, siempre se sintió incomoda consigo misma. “Piece of my Heart”.
En una ocasión nos quedamos toda la noche en un cuartucho, recuerdo que me fumé más de diez cigarros por la desesperación de no saber qué decirle. La veía y tantas cosas me tomaban por sorpresa como otras me tumbaban sin razón alguna. Trataba de acariciarle el cabello o besarle los senos, desnuda se parecía a la Eva de Adán, pecadora y dispuesta a ser conmovida por la serpiente, pero siempre fui torpe después del sexo. Mis manos se agitaban demás y mis piernas hervían en sudor frío, eso a ella le gustaba y quizá haya sido en parte un motivo más para casarse conmigo. “Who a, if I could ever hold your little hand”.
“Summertime”. Yo creo que jamás nos amamos tanto, a decir verdad, nos amamos lo necesario. La madre de Valeria mencionó muchas veces que para su hija era el tipo de hombre justo y además, necesario, “Child, the living´s easy Fish are jumping out”.
Valeria, del tipo de mujeres que no le faltaba nada, jugaba conmigo al novio desahuciado. Yo me hacía el moribundo y ella me daba de golpes para resucitarme, nos causaba risas, pero al final ella se tendía en llanto por saber que en algún momento así tendría que ser. Se vestía pronto y a tientas se arrinconaba en la esquina de la cama. Sus lágrimas le hilaban historias que jamás supe, hilvanando suertes. Una vez le pregunté de su antiguo novio y sin decirme nada me tiró al piso para darme un beso, luego una patada. No me hables de ese cabrón, dijo. Comprendí su actitud aunque nunca la asimilé, sabía que nuestro amor no se quebraría por nada, pero un tormento extraño me conmovía el alma, como de derrota. “Try (just a little bit harder)”.

Algunos días nos íbamos al campo, según, de picnic, la verdad, antes de llegar al sitio ideábamos la corrida entera. Valeria se acomodaría en tal posición, a veces, todo estaba tan planeado que se ideaba dos veces más, para desempeñar el acto que no tenía remedio. En un día de esos, con lluvia y cielo celeste, le propuse matrimonio. Yo tendría como veintitrés años, más o menos y Valeria como veintiuno. Estábamos desnudos cuando extraje el añillo de bodas de la bolsa del pantalón; el lago y el viento me acompañaron, tenía tanto miedo de que me dijera que sí, tanto que deseaba me dijera no y, así fue. Me abofeteó duro y de paso me recordó la madre. No. Definitivamente no, fueron sus palabras. “Try, try, try just a little bit harder So I can love, love, love you I tell myself, well I´m gonna try, yeah,”.
Me quedé impávido, sin decir nada. De regreso me dijo Te amo pero, no. Dentro de mí sentía que la muerte había dejado su rastro, podía oler lo podrido de mi ser, un rencor profundo, lleno de nauseas, hasta deseaba vomitarla también para que sintiera lo que yo. Durante dos semanas no me habló para nada, no me preocupé, quería aliviar mi pena, de hecho lo hice, bebí lo suficiente para no pensar, aunque cada trago me hacía lo contrario, miles de preguntas rebotándome. Para mí, Valeria era todo y nada, nuestro amor, suponía, acreditaba más de una respuesta. No dudaba de su llanto en la recámara, siempre pensé que lloraba de amor por mí. No sé.

A la tercera semana me llamó como a media noche, estaba llorando, su dolor me llegó tan pronto escuché mi nombre. Así que fui a verla. Al entrar a su casa, todas los objetos estaban desordenados, los muebles rotos, floreros, aparatos eléctricos, todo. Valeria peor, a ella se le partió el corazón en trozos, sus ojos rayaban entre colores claroscuros; muy dentro una mujer sumisa se arrodillaba ante el visitante. Aquel cuerpo, que desnudo parecía sol, no brillaba más que por la tristeza que la embargaba. Presupuse lo que había sucedido, sin embargo, me equivoqué.
En un mes nos casaríamos. Los preparativos para la boda fueron innecesarios, tanto la madre como el padre de Valeria y los míos, se deslindaron, así que decidimos hacerlo a nuestro modo. Mis compañeros de la universidad y los suyos nos acompañaron, Julián estuvo presente durante la fiesta, luego lo perdimos de vista. También nosotros nos ausentamos. Valeria y Yo decidimos tener nuestra luna de miel en los primeros moteles que frecuentábamos. Ahora que lo pienso, la amo más que ayer. En realidad no sé hasta dónde conduciremos, finalmente ella está cambiando de canción a cada rato y yo sigo pensando en lo ingratamente felices que seremos o tal vez no. “Cry Baby. Cry, baby, cry baby, cry baby Honey, welcome back home I know she told you, honey, I know she told you that she loved you much more than I Yeah, all I know is that she left you And you swear that you just don´ t know why.”
________
*Marzo 2008

4 comentarios:

luis daniel pulido dijo...

Estimado Fabián, grandioso texto.

Me acordé de una nenenita, por los rumbos de Playa del Carmén, que...

...tú sabes

Un abrazo

Anónimo dijo...

Luís Daniel:

Gracias por el comentario. Me anima en estos días tan tristes.

Y sí, ese texto fue precisamente por una nena que recordé.

Un abrazo, Daniel.

Atte: Favián.

Anónimo dijo...

me encantaría ver un libro de cuentos tuyos, saludos!!!!!

Anónimo dijo...

ATTE. rg