miércoles

V

Son las nueve de la noche,
el aire entra y sale de mi boca
el humo emana, y yo
sonrío ante la presencia vacía
Hace días que estoy así
al filo de la navaja
como queriendo agarrar el brillo
de la sangre,
engullido por la voz unánime
del mar ajeno
dueño solamente
del trozo de pan que los exhumados
dejaron en su andar nocturno
Hace días que el frío atiza
el corazón, y largas me parecen
las olas del polvo
Y los nombres se suceden
como ofrendas ante el yugo
de la vida
No contemplo más sed
que la de esos nombres,
acorralados en el pómulo de las venas,
que me llaman a beber el ansia
de los sepultureros,
mas el juego se repite
y la bocanada explota
y engendro el vino de los mares
y en llaga de las aguas
la muerte me resuena

2 comentarios:

quherida dijo...

La muerte me resuna...
¿y eso no te demuestra el latido?
He ahí la paradoja... o más bien, la pendejada.
Y leí el otro, pero siempre caigo más abajo (o recaigo).
No tengo ganas de hablar y qué bueno que te fuiste porque tengo cara de aburrida. El problema no han sido tú o los demás, ni siquiera él a lo lejos... aquí estoy mi problema. ¿Y por qué putas te digo esto? (¡Qué te importa!... pero me falta el pito del alcohol en mi boca...).
BAH. Este blog es tuyo, no mío.

quherida dijo...

Resuena, pues.